Creo que podemos estar de acuerdo en que la formación, en sentido amplio, es imprescindible para todas las esferas de nuestra vida. Pero en la situación económica actual, ésta cobra aún más importancia. Puede marcar la diferencia entre encontrar un empleo o hacer tu negocio rentable y viable en el tiempo.
Porque la supervivencia individual y de la familia también la podemos asimilar a un ‘negocio’. Tenemos nuestras ventas, nuestros costes, nuestros activos y nuestros pasivos. Muchos desconocen la diferencia entre un activo y un pasivo. O no son capaces de situar en el orden correcto el ahorro y la inversión. Eso sí, no dejan de hablar de la ‘prima de riesgo’ o que “nos podemos endeudar indefinidamente porque los estados no quiebran” (tremendo disparate).
Soy de los que opinan que gran parte de los efectos de esta crisis en la economía familiar, individual, incluso empresarial, pudieron haberse mitigado a través de una sólida formación financiera. Y no hablo de conocimientos muy específicos en Economía o Finanzas.
Tal vez quienes firmaron su hipoteca pensando exclusivamente en ‘lo poco que pago al mes’ debieron valorar otros parámetros antes de lanzarse a una aventura financiera que les llevará toda la vida.
Probablemente, si desde niños se inculcara –también en las escuelas- la necesidad de ahorrar, se podría haber evitado algunos de los males actuales. Un reciente estudio revelaba que los jóvenes alemanes entre 14 y 25 años ahorran más del 20% de sus ingresos mensuales. Sus familias ahorran al mes aproximadamente el 11% de su salario neto. En ambos casos, el 11% está destinado a inversión para su futuro… ¿Y este hecho esté en el origen de la situación financiera de su país?
Sentencias como “los activos te dan de comer cuando pierdes el trabajo; los pasivos te comen cuando pierdes el trabajo” o “la deuda te lleva más rápido pero el ahorro te lleva mucho más lejos” son conceptos sencillos de explicar pero de enorme trascendencia en la salud financiera de una familia.
Resulta alarmante que existan formaciones políticas que estén abiertamente en contra de la Educación Financiera, y que rechacen abiertamente que se enseñen conceptos básicos de economía y finanzas en las escuelas: la importancia del ahorro, invertir para obtener una rentabilidad o financiar una aspiración personal (educación, acceso a vivienda, salud financiera en la jubilación). Tal vez estén en contra de una población preparada y que cuente con las herramientas que les permitan gestionar adecuadamente sus finanzas personales, que logre una plena libertad financiera que les haga independientes. Una población preparada siempre será más exigente con sus gobernantes, y la hace menos permeable a promesas y unicornios populistas. Tal vez ahí resida su verdadera preocupación.
La baja cultura financiera está en el origen de fraudes y escándalos financieros (preferentes, cláusulas suelo,…). No hay regulación posible que proteja mejor que una adecuada preparación.
Importemos lo positivo y no aquellas políticas que solo generan miseria, porque los países más avanzados otorgan la importancia que se merece a la educación financiera de sus ciudadanos
Francisco J. Concepción
EAFI, nº 65 registro CNMV
Socio As. Financiero PARANGON Family Office · www.franciscoconcepcion.com