Aunque en nuestro país existe una importante porción del ahorro financiero de las familias en depósitos a plazo, de un tiempo a esta parte ha habido un trasvase continuo desde esos depósitos hacia otros activos, fundamentalmente fondos de inversión. Un movimiento que no siempre ha contado con las motivaciones correctas.

El ahorrador en depósitos a plazo ha ido viendo cómo se ha ido desplomando su retribución de un tiempo a esta parte. Por circunstancias muy concretas, en nuestro país esta alternativa de ahorro llegó a ofrecer rentabilidades muy superiores a las que debían ofrecer en un contexto normalizado. Lo racional es que la retribución de los depósitos guarde una estrecha relación con la retribución que ofrecen los activos monetarios al mismo plazo. Simplificando la exposición, si el Euribor a un año paga el 0,00%, lo normal es que la retribución media de los depósitos al mismo plazo ofrezca una retribución parecida.

Esta vuelta a la realidad produjo cierta frustración en aquéllos que pensaban que lo normal era ser retribuidos al 4% cuando los tipos monetarios al mismo plazo estaban al 1%. En esas condiciones anómalas resultaba sencillo alcanzar el primer objetivo para todo inversor, que no es otro que mantener el poder adquisitivo de su ahorro. En ese proceso estos ahorradores han visto cómo ese objetivo es inalcanzable invertidos en depósitos a plazo en condiciones normales de mercado.

Y aquí aparece la controversia. No porque la industria financiera no ofrezca alternativas de inversión a estos ahorradores, sino porque el acceso y ejecución de esas alternativas debe ser informado y consecuente.

Porque la primera lección que nunca se debe olvidar es que el mercado ofrece rentabilidad en función del riesgo que asumimos. Si el ahorrador no es capaz de tolerar niveles de riesgo necesarios para lograr rentabilidades que batan a la inflación, debe ser consecuente y mantener su ahorro en su depósito a plazo. Si el ahorrador decide acceder a inversiones que potencialmente ofrezcan rentabilidades por encima del nivel de inflación, debe entender perfectamente qué está haciendo, las características de su inversión; su liquidez y plazo; en qué activo o activos está invirtiendo; etc.

Aún nos seguimos encontrando con ahorradores que creen que los depósitos a plazo pagan “poco”, sin entender que el mercado monetario ofrece rentabilidades incluso negativas al mismo plazo y nivel de riesgo. Desencantados con esa retribución, se embarcan en alternativas que no entienden sin realizar el necesario análisis de la alternativa, salto motivado bien por la búsqueda desesperada de rentabilidad, o bien por la presión interesada y dirigida del personal de su entidad financiera.

El componente fundamental del riesgo de las inversiones no solo está en el riesgo del mercado, o en el riesgo intrínseco del activo en el que invertimos. El componente fundamental del riesgo está en no saber qué estamos haciendo. Créanme que, en esta situación, si algo puede salir mal, saldrá mal.
No ganar nada con mi ahorro no es necesariamente negativo. Sí lo es hacer algo que no entiendo.

Francisco J. Concepción · EAFI
Asesoramiento Financiero y Servicios de Inversión
nº 65 registro CNMV· www.franciscoconcepcion.com